lunes, 23 de febrero de 2009

Entre pregoneros y bocinazos


Artículo por Wilfredo Ardito Vega

-¿Quiere usted hacer el pacto del silencio? –le pregunto a veces a algunos taxistas, cuando se ha logrado establecer un diálogo cordial.

-¿Cómo es eso?

-Hasta que yo me baje, por favor, no toque el claxon.


El uso constante de la bocina es uno de los principales ingredientes del ruido que padecemos los habitantes de las ciudades peruanas. Hay quienes lo justifican como una reacción frente a infracciones que serían impensables en otras latitudes. Por ejemplo, el claxon permite decir: "¡Avanza, no te quedes una hora esperando llenar tu combi!" o "¡No te cruces así, salvaje!".

Se usa también para enfrentar la indecisión de otro conductor: "¡Tienes paso libre, acelera!" o para apurar el regateo entre un taxista y sus posibles pasajeros: "¡Decídanse ya, que estoy esperando!". Igualmente, un bocinazo sirve de advertencia a un peatón díscolo: "¡No cruces corriendo en medio de los autos!" o como protesta frente a una mujer policía indiferente: "¡Danos pase, que estamos esperando ya diez minutos!".

En todos estos casos, podría ser comprensible que un conductor tenso recurra al bocinazo, pero de esta forma se afecta a muchas personas que nada tenían que ver con los hechos.

Los conductores habituados a usar claxon terminan recurriendo a él también para situaciones donde a una persona sensata sólo le queda la resignación: si el otro vehículo no puede avanzar porque ha sufrido una avería o si están subiendo cuatro ancianos a un taxi.

Con mucha frecuencia, el claxon de por sí es una forma de prepotencia, para amedrentar a otros conductores"¡Yo paso primero!" o para amenazar a los peatones: ¡Si sigues cruzando, te aplasto, infeliz! Se usa para insultar a los demás choferes "¡Avanza, que ya cambió la luz, imbécil!" o conminarlos a cometer una infracción: "Pásate la luz roja, que seguro el semáforo está malogrado". Finalmente, tenemos que muchos taxistas lo emplean para decir: "Amigo, ¿no quiere taxi?".

A partir del 9 de marzo, la Municipalidad de Miraflores ha dispuesto sancionar a todos los que empleen el claxon, sea por prepotencia, desahogo, protesta o costumbre. El éxito de esta norma es fundamental, no sólo para la tranquilidad de los miraflorinos, sino para más de medio millón de personas que todos los días visita este distrito por motivos de trabajo, estudio, compras, turismo o distracción. Sin embargo, los bocinazos no son el único de los ruidos molestos vinculados al tráfico.

Un factor importante son los propios policías, tocando sus silbatos incesantemente, como contribución oficial al caos urbano. Pueden ser también muy incómodas las alarmas de los vehículos y, en lugares como Magdalena o Comas, los esquivos mototaxis. Además, en todas las avenidas principales resuenan los gritos de los cobradores llamando a los pasajeros. Yo pensaba que ésta era una herencia de los antiguos pregoneros limeños, hasta que escuché a los cobradores de La Paz "¡El Alto, El Alto! ¡Sopocachi, Calacoto!" y Río de Janeiro "¡Copacabana, Copacabana! ¡Todo Ipanema, Leblón!".

En algunos casos, la solución para los ruidos no está sólo en sanciona
r, sino en enfrentar el problema subyaciente. Por ejemplo, sin los gritos de los cobradores, muchas personas no sabrían cuál combi abordar. Resulta interesante reflexionar que en muchos países todas las líneas de transporte público tienen el mismo color, pero nadie grita los recorridos: los ciudadanos se guían por el número y para los desinformados, hay mapas con todas las rutas.

En Lima, hasta los años setenta, estos mapas existían, eran muy prácticos y nadie pregonaba las rutas. Las municipalidades podrían muy bien imprimir los mapas, distribuirlos entre los ciudadanos y colocarlos en los paraderos, para que los gritos de los cobradores pasen al olvido. Por ahora, gracias a la instalación de paraderos en Petit Thouars, Arenales y Arequipa, los cobradores sólo gritan cuando la combi se detiene, cada cuatro o cinco cuadras.

Otra medida que indirectamente reduce mucho los bocinazos, silbatos, mototaxis y gritos es la instalación de vías peatonales, como ha sucedido recientemente en Cusco, Huamanga y Arequipa, reduciendo también la contaminación.

Una persona puede hacer su propia lucha contra los ruidos. La mayoría de mis amigos jamás usa el claxon, salvo una extrema emergencia. Un amigo médico ofrece al taxista un sol más a cambio que respete las normas de tránsito, mantenga la música en un volumen aceptable y no toque el claxon. En mi caso, el recurso al "pacto de silencio" es bastante eficaz. Algún taxista se ha quejado al principio, pero normalmente, aceptan sin mayores problemas y uno puede viajar con tranquilidad.

Esperamos que, primero en Miraflores y luego en los demás distritos y ciudades, el temor a la sanción consiga que se reduzcan los bocinazos. Mientras tanto, será muy importante también el aporte de cada uno de nosotros para la tranquilidad de todos.

martes, 10 de febrero de 2009

Más caos por obras en avenida Tacna


Lentitud de trabajos y caos vehicular alejan a turistas

La construcción de las futuras vías que utilizará el Metropolitano viene agudizando cada día el caos vehicular por el Centro Histórico de Lima.

Las obras que se ejecutan desde hace varios meses se han convertido en un dolor de cabeza para los conductores, peatones, turistas y vecinos.

Desde ayer, una nueva zona de Lima ha pasado a engrosar el amplio número de áreas afectadas por la Municipalidad de Lima: dos palas mecánicas y dos taladros empezaron a romper el asfalto en la intersección de las avenidas Emancipación y Tacna.

Si bien los trabajos ya estaban previstos y se ha desviado el tránsito por jirones adyacentes, los peatones, vecinos y empleados de los negocios de ambas vías eran los más sorprendidos con el ruido, el polvo y la lentitud del tráfico de vehículos de servicio público por toda la avenida Tacna.

NUEVOS DESVÍOS.

De esta manera, los vehículos particulares que van de sur a norte, es decir que llegan de la avenida Garcilaso de la Vega, ingresan a Tacna y en el jirón Moquegua se desvían a la derecha hasta el jirón Rufino Torrico.

El problema para los conductores es este último jirón, que por ser muy angosto hace lentísimo el retorno a Tacna.Aunque los trabajos recién empezaron a las 13.00 horas de ayer, conductores privados consultados afirmaron que no volverán a circular por la avenida Tacna porque invertirán mucho tiempo para llegar a sus empleos en las horas de mayor congestionamiento.

Sin embargo, la nueva obra por Tacna se une a muchas otras que se realizan paralelamente por distintos puntos de la capital. Pese a que nadie puede negar su importancia, la demora en su ejecución es uno de los factores que más incomoda a los limeños y a los turistas que tienen que sufrir con el desorden existente.


Fuente: Diario Correo

sábado, 7 de febrero de 2009

Transporte en Lima: La perspectiva Japonesa

Les cuento mi experiencia por haber vivido mas de 4 años en Tokio, una ciudad que según los censos tiene aproximadamente 12 millones de habitantes, pero a la medianoche. Al mediodía se concentran allí más de 25 millones de personas, porque entre las 6 hasta las 10 de la mañana llegan más de 13 millones procedentes de ciudades aledañas. Es como durante el día llegaran a Lima más de 9 millones de personas provenientes de Huacho, Pativilca, Chincha, Cañete. ¿Cómo pueden trasladarse tantas personas en tan corto tiempo? Mediante el tren. Sería totalmente imposible hacerlo a través de autos, combis o autobuses: un trayecto que en auto se recorre en cuatro horas y en autobús en seis, en tren se recorre en una sola.

Cada tren o metro de Tokio transporta aproximadamente 2,000. A las 7 de la mañana tu puedes ver que cada 90 segundos llega un tren a una isla (una estación puede tener 1 a 20 islas), se detiene y abre sus puertas durante 30 segundos, tiempo en el cual bajan unas 600 personas y suben otras 600 en perfecto orden. Los únicos que empujan son los llamados empujadores, empleados que en cada puerta se dedican a empujar a la gente para que se cierren las puertas. Siempre queda un saco o un paraguas que sobresale o también algún trozo de extremidades humanas.

Las estaciones son increíbles: cada día por la estación Shinjuku circula un millón de pasajeros, pues allí se concentran más de 10 líneas de tren y 8 de subterráneo. Nunca quedes con un amigo en encontrarte en Shinjuku, porque es imposible.

Los trenes no son un negocio rentable, pero siendo una necesidad pública, el Estado asume el costo del sistema de transporte ferroviario. Además hay algunas líneas privadas, que adquieren las zonas aledañas a las estaciones y allí establecen centros comerciales, con lo que recuperan su inversión.

¿Y los autobuses? Solamente sirven para transportar a la gente desde la estación a los lugares cercanos ubicados a no más de 20 minutos. Pero mucha gente no toma los autobuses, porque llega caminando a la estación y otro grupo grande llega en bicicleta, la estaciona en su estación y la recoge regresando del trabajo en la noche. Prácticamente nadie va a la estación en auto y muy pocos en taxi.

Claro que millones de habitantes de Tokio tienen auto, pero solo lo usan los fines de semana, y es donde se generan las congestiones vehiculares de sábado por la noche. Imagínate la Panamericana Sur desde Lima hasta Asia con los autos avanzando a una velocidad de 15 kilómetros por hora. Todos salen en la noche anterior para llegar a su destino de descanso y diversión al día siguiente.

Personalmente pienso que tarde o temprano tendremos que construir un tren o un metro para poder transportar a tantos limeños. Entretanto, ni el Estado ni la Municipalidad de Lima tienen políticas claras para fomentar el transporte formal y organizado. Para que las cosas empeoren, la infraestructura de pistas y carreteras es pésima, los semáforos funcionan sin ningún tipo de programación lógica y menos con sensores de acuerdo al volumen del tráfico como lo hacen las ciudades avanzadas. Además, donde hay policías de transito, las congestiones empeoran en vez de resolverse. Mejor es que dejen los semáforos funcionando, antes de reemplazarlos por policías que tienen una total falta de criterio para dirigir el tránsito.

A este problema se agrega la total irresponsabilidad de los conductores. Acá cuando una ambulancia pasa, otros carros simplemente no avanzan y menos se ponen al lado. Hay algunos eso sí que tratan de aprovecharse, poniéndose detrás de la ambulancia. Se lo cuentas a gente de otros países y les resulta increíble. Además, la forma de manejar se contagia. Sé de peruanos que en Japón manejaban de manera impecable, pero en Lima terminan manejando como el resto.

Una anécdota grafica las grandes diferencias: cuando manejaba por una ciudad en Japón, me acercaba a un cruce y vi que otro auto llegaba también. Le toqué el claxon para que me deje pasar y pasé, mientras mi copiloto estaba desconcertado: en Japón el claxon es una señal de cortesía, para darle pase al otro conductor o agradecerle, mientras en Lima está asociado a la prepotencia, usado para gritar, insultar o llamar la atención.

Otra comparación imposible de dejar de hacer es que ningún pasajero sube a un tren o un autobús antes que hayan bajado todos los que tenían que hacerlo, mientras que acá la gente se pelea por subir impidiendo que puedan salir quienes tenían que bajar. Lo mismo observamos en los ascensores, la gente se mete antes que hayan salido los que bajan en ese piso. Esta falta de respeto hacia los demás hace que todo el mundo se demore. En cambio, en la estación Shinjuku 600 personas bajan y otras 600 suben en menos de 30 segundos.

Muchos problemas, no solamente de tránsito, se resolverían si supiéramos inculcar el valor del RESPETO entre los limeños: Respeto a las señales. Respeto a los reglamentos de transito. Respeto al Policía. Respeto a los semáforos. Respeto a los peatones. Respeto a los demás conductores. Respeto a la vida humana.

Ojala que algún día resolvamos este problema que abarca no solamente responsabilidades gubernamentales y de infraestructura vial y vehicular sino también de cultura de la gente tanto de conductores como de pasajeros.
Artículo por Fernanado Nakasone

Descargas de documentos

Transporte 2

Transporte

Informe Transporte Defensoria